sábado, 29 de septiembre de 2007
Mafalda
Un día 29 de septiembre de 1964, es publicada por primera vez, en el periódico argentino Primera Plana, la tira cómica de Mafalda.
Mafalda fue creada por Quino, para una campaña publicitaria de una tienda de electrodomésticos, en 1962, y luego, se suponía que iba a ser publicada en el diario El Clarín, pero éste anulo el contrato al mismo tiempo que la campaña publicitaria fue cancelada.
Este personaje tenía 5 años de edad en su primera aparición, y se caracterizó por su profunda preocupación por la humanidad y la paz mundial, en plena Guerra Fría, además se ser una rebelde en contra del mundo tal como estaba.
La tira cómica fue publicada entre 1965 y 1973, luego de lo cual, Quino la dibujo algunas ocasiones más, para promover los Derechos Humanos y para la Convención de los Derechos del Niño de la UNICEF, los que pueden ser vistos AQUI.
Más de mafalda puede ser visto en su sitio oficial, www.mafalda.net.
miércoles, 12 de septiembre de 2007
Elena Poniatowska
Elena Poniatowska es una escritora y periodista polaco-mexicana, nacida en París el 19 de mayo de 1932. Su nombre completo es Princesa Hélène Elizabeth Louise Amélie Paula Dolores Poniatowska Amor, y es hija del príncipe ean Evremont Poniatowski Sperry, descendiente directo del último rey de Polonia, Stanislav II, y de la mexicana-francesa, Paula Amor-Escandon.
Cuando comenzó la Segunda Guerra Mundial, Elena dejó Francia con su madre, para establecerse en Ciudad de México, en donde , luego de estudiar en los Estados Unidos, comenzó a desarrollar su carrera como periodista en el Diario Excelsior. Como escritora, es mejor conocida por su obra La noche de Tlatelolco (1971), en la cual se relatan los testimonios de los sobrevivientes y familias de las víctimas de la Masacre de Tlatelolco, en 1968.
A continuación les dejo un escrito llamado "El Recado", que alguien me envió (gracias G). Espero que lo disfruten tanto como yo.
Vine Martín, y no estás. Me he sentado en el peldaño de tu casa, recargada en tu puerta y pienso que en algún lugar de la ciudad, por una onda que cruza el aire, debes intuir que aquí estoy. Es este tu pedacito de jardín; tu mimosa se inclina hacia afuera y los niños al pasar le arranzan las ramas más accesibles... En la tierra, sembradas alrededor del muro, muy rectilíneas y serias veo unas flores que tienen hojas como espadas. Son azul marino, parecen soldados. Son muy graves, muy honestas. Tú también eres un soldado. Marchas por la vida, uno, dos, uno, dos... Todo tu jardín es sólido, es como tú, tiene una reciedumbre que inspira confianza.
Aquí estoy contra el muro de tu casa, así como estoy a veces contra el muro de tu espalda. El sol da también contra el vidrio de tus ventanas y poco a poco se debilita porque ya es tarde. El cielo enrojecido ha calentado tu madreselva y su olor se vuelve aún más penetrante. Es el atardecer. El día va a decaer. Tu vecina pasa. No sé si me habrá visto. Va a regar su pedazo de jardín. Recuerdo que ella te trae una sopa cuando estás enfermo y que su hija te pone inyecciones... Pienso en ti muy despacio, como si te dibujara dentro de mí y quedaras allí grabado. Quisiera tener la certeza de que te voy a ver mañana y pasado mañana y siempre en una cadena ininterrumpida de días; que podré mirarte lentamente aunque ya me sé cada rinconcito de tu rostro; que nada entre nosotros ha sido provisional o un accidente.
Estoy inclinada ante una hoja de papel y te escribo todo esto y pienso que ahora, en alguna cuadra donde camines apresurado, decidido como sueles hacerlo, en alguna de esas calles por donde te imagino siempre: Donceles y Cinco de Febrero o Venustiano Carranza, en alguna de esas banquetas grises y monocordes rotas sólo por el remolino de gente que va a tomar el camión, has de saber dentro de tí que te espero. Vine nada más a decirte que te quiero y como no estás te lo escribo. Ya casi no puedo escribir porque ya se fue el sol y no sé bien a bien lo que te pongo. Afuera pasan más niños, corriendo. Y una señora con una olla advierte irritada: "No me sacudas la mano porque voy a tirar la leche..." Y dejo este lápiz, Martín, y dejo la hoja rayada y dejo que mis brazos cuelguen inútilmente a lo largo de mi cuerpo y te espero. Pienso que te hubiera querido abrazar. A veces quisiera ser más vieja porque la juventud lleva en sí, la imperiosa, la implacable necesidad de relacionarlo todo con el amor.
Ladra un perro; ladra agresivamente. Creo que es hora de irme. Dentro de poco vendrá la vecina a prender la luz de tu casa; ella tiene llave y encenderá el foco de la recámara que da hacia afuera porque en esta colonia asaltan mucho, roban mucho. A los pobres les roban mucho; los pobres se roban entre sí... Sabes, desde mi infancia me he sentado así a esperar, siempre fui dócil, porque te esperaba. Sé que todas las mujeres aguardan. Aguardan la vida futura, todas esas imágenes forjadas en la soledad, todo ese bosque que camina hacia ellas; toda esa inmensa promesa que es el hombre; una granada que de pronto se abre y muestra sus granos rojos, lustrosos; una granada como una boca pulposa de mil gajos. Más tarde esas horas vividas en la imaginación, hechas horas reales, tendrán que cobrar peso y tamaño y crudeza. Todos estamos —oh mi amor— tan llenos de retratos interiores, tan llenos de paisajes no vividos.
Ha caído la noche y ya y casi no veo lo que estoy borroneando en la hoja rayada. Ya no percibo las letras. Allí donde no le entiendas en los espacios blancos, en los huecos, pon: "Te quiero..." No sé si voy a echar esta hoja debajo de la puerta, no sé. Me has dado un tal respeto de ti mismo... Quizá ahora que me vaya, sólo pase a pedirle a la vecina que te dé el recado: que te diga que vine.
Cuando comenzó la Segunda Guerra Mundial, Elena dejó Francia con su madre, para establecerse en Ciudad de México, en donde , luego de estudiar en los Estados Unidos, comenzó a desarrollar su carrera como periodista en el Diario Excelsior. Como escritora, es mejor conocida por su obra La noche de Tlatelolco (1971), en la cual se relatan los testimonios de los sobrevivientes y familias de las víctimas de la Masacre de Tlatelolco, en 1968.
A continuación les dejo un escrito llamado "El Recado", que alguien me envió (gracias G). Espero que lo disfruten tanto como yo.
Vine Martín, y no estás. Me he sentado en el peldaño de tu casa, recargada en tu puerta y pienso que en algún lugar de la ciudad, por una onda que cruza el aire, debes intuir que aquí estoy. Es este tu pedacito de jardín; tu mimosa se inclina hacia afuera y los niños al pasar le arranzan las ramas más accesibles... En la tierra, sembradas alrededor del muro, muy rectilíneas y serias veo unas flores que tienen hojas como espadas. Son azul marino, parecen soldados. Son muy graves, muy honestas. Tú también eres un soldado. Marchas por la vida, uno, dos, uno, dos... Todo tu jardín es sólido, es como tú, tiene una reciedumbre que inspira confianza.
Aquí estoy contra el muro de tu casa, así como estoy a veces contra el muro de tu espalda. El sol da también contra el vidrio de tus ventanas y poco a poco se debilita porque ya es tarde. El cielo enrojecido ha calentado tu madreselva y su olor se vuelve aún más penetrante. Es el atardecer. El día va a decaer. Tu vecina pasa. No sé si me habrá visto. Va a regar su pedazo de jardín. Recuerdo que ella te trae una sopa cuando estás enfermo y que su hija te pone inyecciones... Pienso en ti muy despacio, como si te dibujara dentro de mí y quedaras allí grabado. Quisiera tener la certeza de que te voy a ver mañana y pasado mañana y siempre en una cadena ininterrumpida de días; que podré mirarte lentamente aunque ya me sé cada rinconcito de tu rostro; que nada entre nosotros ha sido provisional o un accidente.
Estoy inclinada ante una hoja de papel y te escribo todo esto y pienso que ahora, en alguna cuadra donde camines apresurado, decidido como sueles hacerlo, en alguna de esas calles por donde te imagino siempre: Donceles y Cinco de Febrero o Venustiano Carranza, en alguna de esas banquetas grises y monocordes rotas sólo por el remolino de gente que va a tomar el camión, has de saber dentro de tí que te espero. Vine nada más a decirte que te quiero y como no estás te lo escribo. Ya casi no puedo escribir porque ya se fue el sol y no sé bien a bien lo que te pongo. Afuera pasan más niños, corriendo. Y una señora con una olla advierte irritada: "No me sacudas la mano porque voy a tirar la leche..." Y dejo este lápiz, Martín, y dejo la hoja rayada y dejo que mis brazos cuelguen inútilmente a lo largo de mi cuerpo y te espero. Pienso que te hubiera querido abrazar. A veces quisiera ser más vieja porque la juventud lleva en sí, la imperiosa, la implacable necesidad de relacionarlo todo con el amor.
Ladra un perro; ladra agresivamente. Creo que es hora de irme. Dentro de poco vendrá la vecina a prender la luz de tu casa; ella tiene llave y encenderá el foco de la recámara que da hacia afuera porque en esta colonia asaltan mucho, roban mucho. A los pobres les roban mucho; los pobres se roban entre sí... Sabes, desde mi infancia me he sentado así a esperar, siempre fui dócil, porque te esperaba. Sé que todas las mujeres aguardan. Aguardan la vida futura, todas esas imágenes forjadas en la soledad, todo ese bosque que camina hacia ellas; toda esa inmensa promesa que es el hombre; una granada que de pronto se abre y muestra sus granos rojos, lustrosos; una granada como una boca pulposa de mil gajos. Más tarde esas horas vividas en la imaginación, hechas horas reales, tendrán que cobrar peso y tamaño y crudeza. Todos estamos —oh mi amor— tan llenos de retratos interiores, tan llenos de paisajes no vividos.
Ha caído la noche y ya y casi no veo lo que estoy borroneando en la hoja rayada. Ya no percibo las letras. Allí donde no le entiendas en los espacios blancos, en los huecos, pon: "Te quiero..." No sé si voy a echar esta hoja debajo de la puerta, no sé. Me has dado un tal respeto de ti mismo... Quizá ahora que me vaya, sólo pase a pedirle a la vecina que te dé el recado: que te diga que vine.
martes, 11 de septiembre de 2007
Satyagraha
Un día 11 de septiembre como hoy, muchas cosas han pasado, que son de conocimiento de muchos, muchas de ellas cuentan con la violencia como protagonista; pero, un día como hoy, pero de 1906, un hombre, llamado Mohandas Karamchand Gandhi, tambien conocido como Mahatma Gandhi formuló uno de los principios filosóficos que han hecho de él un ejemplo a seguir.
Esta filosofía, llamada Satygraha, que plantea el uso de la no violencia en campañas de resistencia, las cuales fueron usadas para lograr la independencia de la India, y, que luego fue imitado por Martin Luther King durante la lucha por los derechos civiles en Estados Unidos.
A diferencia de la lucha violenta tradicional, el éxito de Satygraha no se determina por la derrota del enemigo; lo que se busca es "convertir, no coercionar, convencer al hacedor de mal".
Los principios que se debería seguir durante una campaña de resistencia son:
Esta filosofía, llamada Satygraha, que plantea el uso de la no violencia en campañas de resistencia, las cuales fueron usadas para lograr la independencia de la India, y, que luego fue imitado por Martin Luther King durante la lucha por los derechos civiles en Estados Unidos.
A diferencia de la lucha violenta tradicional, el éxito de Satygraha no se determina por la derrota del enemigo; lo que se busca es "convertir, no coercionar, convencer al hacedor de mal".
Los principios que se debería seguir durante una campaña de resistencia son:
- No almacenar enojo.
- Sufrir el enojo del oponente.
- Nunca responder en contra de asaltos o castigos.
- Rendirse voluntariamente al arresto o confiscación de la propiedad.
- Si se le ha confiado una propiedad, defender dicha propiedad de forma no violenta, entregando incluso la vida por ella.
- Nunca insultar al oponente.
- No maldecir o decir malas palabras.
- No saludar, pero tampoco ofender, a la bandera o líderes del oponente.
- Si alguien intenta ofender o atacar al oponente, defenderlo no violentamente, incluso con la vida.
- Como prisionero, comportarse cortésmente y obedecer las regulaciones internas, excepto aquellas que vayan en contra del autorrespeto.
- Como prisionero, nunca pedir trato especial.
- Como prisionero, jamás ayunar para lograr beneficios, a no ser que estos beneficios sean para proteger el autorrespeto.
- Obedecer con gozo las órdenes de los líderes de la acción de desobediencia civil.
- No elegir que órdenes obedecer. Si se considera que la acción es impropia o inmoral, desconectarse totalmente de dicha acción.
- No condicionar la participación a que los camaradas cuiden de quien participa durante la acción o en prisión.
- No ser causa de disputas comunales.
- Nunca unirse a un bando en dichas disputas, pero asistir a aquella parte que demuestre tener la razón, en caso de conflictos inter religiosos, dar la vida para proteger no violentamente a aquellos que estén en peligro en cualquiera de los lados.
- Evadir las ocasiones que causen aumento en las disputas comunales.
- Nunca participar en procesiones que hieran las sensibilidades religiosas de cualquier comunidad.
viernes, 7 de septiembre de 2007
Thylacine
El thylacine (Thylacinus cynocephalus), también conocido como tigre o lobo de Tasmania, fue el myor marsupial carnívoro conocido en tiempos modernos. Nativo de Australia y de Nueva Guinea, este animal ya estaba extinto en Australia a la llegada del hombre europeo, sobreviviendo solamente en la isla de Tasmania.
Este animal, que recuerda a un perro de pelo corto, cola afilada, que se extiende tal cual como la de un Canguro, ha sido representado por las tribus nativas por lo menos desde el año 1000 AC, y fue reportado por primera vez por personas europeas, en 1642.
Muy poco se sabe acerca del comportamiento del thylacine, pero la evidencia dice que en Australia, preferia los bosques, zonas húmedas y pastizales de Australia, mientras que en Tasmania, solía habitar las zonas boscosas y costeras, y, una vez llegado el hombre europeo, se aventuraba cerca de estos asentamientos en busca de ganado del cual alimentarse, siendo un depredador nocturno.
Por esta razón, es que este hermoso animal fue considerado una amenaza, por lo cual se establecieron botines por cada animal cazado, lo cual llevó a que el último ejemplar conocido, fuera aquel conocido como Benjamin, habitante del Zoológico Hobarts de Tasmania. La útlima filmación de Benjamin fue tomada en 1933, en donde se le muestra paseando atrás y adelante en su cautividad; y su último día sobre nuestro planeta fue un día como hoy, 7 de septiembre, de 1936.
Es por esto, que todos los días 7 de septiembre, se celebra en Australia el Día Nacional de las Especies Amenazadas, en recuerdo de una de las tantas especies que hemos ayudado a desaparecer.
sábado, 1 de septiembre de 2007
Le Voyage Dans la Lune
Considerada como la primera película de Ciencia Ficción de la historia, su existencia se debe al gran director francés George Méliès, quien escribió el guión basándose en dos novelas muy populares en la época: De la Tierra a la Luna, de Julio Verne, y El primer Hombre en la Luna, de HG. Wells.
Esta película fué una de las más famosas de Méliès, por lo que pensó en estrenarla en los Estados Unidos, sin embargo, algunos técnicos de Thomas Edison, hicieron copias de ella, distribuyéndolas en ese país, poniendo el dinero en los bolsillos de Edison. La compañía de Méliès, con el tiempo, terminó en la bancarrota.
Le Voyage dans la Lune, se encuentra entre las películas más innovadoras, técnicamente, y su estreno fué un día 1 de septiembre, del año 1902.
En la cultura popular, ha tenido gran repercusión, siendo su estética y tema imitada en numerosas obras audiovisuales, como ejemplo, en el video Tonight Tonight, de The Smashing Pumpkins
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